¿Puede la Formación Profesional dual solucionar la crisis de mano de obra de la industria del retail?
Benjamín Del Alcázar. Director Retail Marketing del Máster en la Facultad de Comercio y Gestión de la Universidad de Málaga.
A mi juicio, y de manera general, pienso que la fórmula de la formación profesional dual es una iniciativa muy interesante, tanto para el estudiante como para las empresas, tal como ya está siendo demostrado tanto por numerosas iniciativas a nivel europeo, como en algunos casos más puntuales, y quizás todavía incipientes en España.
De hecho, este modelo de formación se ha extendido al ámbito universitario, en el que ya existen algunas experiencias y en donde el nuevo Real Decreto 822/2021, de 28 de septiembre, por el que se establece la organización de las enseñanzas universitarias y del procedimiento de aseguramiento de su calidad, recoge de forma expresa la regulación sobre la “Mención dual” de las titulaciones universitarias.
Sin duda alguna, estos programas, en su conceptualización, supone un paso muy positivo e importante para apostar por un mejor ajuste entre la formación y el ámbito profesional, que contribuye a la formación práctica de los estudiantes en ambos niveles educativos y en la mayor parte de los sectores empresariales y/o profesionales.
No obstante, como suele ser habitual en este tipo de medidas, su eficacia y oportunidades como fórmula para solucionar los problemas de la mano de obra en el sector retail, dependerá de diversos factores.
En primer lugar, estará muy condicionado por el desarrollo normativo de la implementación de esta formación, que permita, de una parte, estimular a las empresas a participar en estos programas en la manera adecuada, y que no se conviertan únicamente en una vía de contar con estudiantes que, durante un determinado periodo de tiempo, se puedan convertir en “mano de obra a bajo coste”. Deberán contar con un adecuado programa formativo, con herramientas que permitan hacer un seguimiento adecuado de todo el proceso, de su evolución en la formación del estudiante y con estímulos para la continuidad del alumno en las empresas, una vez concluido el periodo formativo.
Y, de otra parte, dependerá igualmente de la predisposición de las empresas del sector a participar en estos proyectos y de su implicación en los mismos. Como ya ocurre con los programas de prácticas en la universidad, nos encontramos con empresas altamente implicadas en la formación de los estudiantes, y que ven en estos procesos, ya hablemos de formación dual y/o de prácticas, una vía para complementar la cualificación de los estudiantes y una oportunidad para seleccionar talento joven que incorporar a sus empresas. Para todas ellas, en mi opinión, la formación dual constituye sin duda alguna una gran oportunidad de contar con personal formado adecuadamente, tanto en lo académico, como en su vertiente más práctica y adaptada a las necesidades laborales de la empresa.