Benjamín del Alcázar opina sobre el Reto Educativo
LOS 10 RETOS DE LA EDUCACIÓN POSTCOVID
1.- Seguridad sanitaria de la comunidad universitaria
En el ámbito de las universidades, al menos en el caso de la experiencia vivida en la Universidad de Málaga, puede afirmarse de manera general que se han puesto en marcha todas las medidas necesarias que han garantizado una situación de seguridad total.
De hecho, apenas existen casos conocidos de contagios, tras este año y medio, que se hayan originado en la propia universidad. Los casos declarados, por parte de los distintos colectivos, y según la información disponible se han generado en ámbitos externos a las instalaciones universitarias.
No obstante, como es evidente, aunque las instalaciones y medios utilizados hayan garantizado la seguridad, el resultado final de la misma depende del comportamiento responsable de las distintas personas implicadas, alumnado y profesorado.
Benjamín del Alcázar
Miembro del Comité de Expertos AER
Director Retail Marketing del Máster en la Facultad de Comercio y Gestión de la Universidad de Málaga
2-Brecha digital, igualdad de oportunidades en el alumnado
Es evidente que existe esta brecha digital, aunque quizás se puede afirmar que en el ámbito universitario es mucho menor que en otros niveles educativos. En nuestro caso se han habilitado opciones para solucionar los problemas que se han encontrado algunos estudiantes al respecto, como préstamos de ordenadores portátiles o tarjetas de conexión a internet. Sin embargo, la tasa de solicitud con respecto al número total de estudiantes ha sido muy baja.
3-Educación online, garantía de calidad de la docencia
Personalmente pienso que esto no es una afirmación correcta. Bajo mi modesta opinión, la formación universitaria presencial, con carácter general, aporta una serie de valores añadidos que facilita y posibilita una mejor calidad de la docencia, aspecto que se pone aún más de manifiesto en determinados tipos de carreras y/o materias.
Las relaciones personales, las posibilidades de interacción cara a car entre estudiantes y docentes, estoy convencido que son mucho más productivas y eficientes en la docencia presencial.
Lógicamente, la docencia online también tiene sus puntos fuertes y ventajas, pero a mi juicio, en un balance entre ambas situaciones, considero que la docencia presencial, al menos de cara al estudiante habitual universitario, es mejor que la online.
4-Desmotivación: El reto de la educación tiene que ser el de mandar un claro mensaje al alumnado sobre que la clase online vale lo mismo que la presencial.
Tal como indicaba anteriormente, efectivamente, con relación al estudiante “tipo” universitario, el principal problema de la enseñanza virtual es la desmotivación del mismo.
Resulta muy complejo en los tiempos actuales, en los que el estudiante tiene a su alcance múltiples pantallas, recursos y medios de comunicación, conseguir mantener la atención y motivación del estudiante a distancia, cuando, como suele ocurrir en el ámbito universitario, tenemos sesiones de clases de 1,5 o 2 horas seguidas.
Por supuesto, en caso de impartirse virtualmente debe transmitirse ese mensaje, pero pienso que las estructuras de clases y duración de las mismas debería también adaptarse a ese medio virtual.
5-Life-long learning: “no dejar de aprender nunca”. En un mundo donde los modelos económicos y sociales se han enfrentado a una prueba de fuerza ofrecida por lo imprevisible. Formarnos para acomodarnos a los cambios en el mercado laboral, reinventarnos o encontrar nuestro camino en un mundo que cambia a cada momento es muy importante.
Pienso que precisamente en este contexto de la formación continua y el constante reciclaje profesional es donde la enseñanza virtual puede aportar un mayor y más eficiente valor añadido, haciendo a los profesionales que ya se encuentran dentro del mercado laboral más accesible la formación, sin tener que realizar desplazamientos e incluso en formatos no síncronos, es decir bajo conceptos más integradores de la formación a distancia.
En estos casos, además, al tratarse de un estudiante más motivado y en otra etapa de su ciclo de formación, será más viable y productiva esta enseñanza virtual.
En la UMA hemos tenido este año algunas experiencias en este sentido, y sin duda alguna los resultados de la enseñanza virtual en este tipo de cursos, y dirigida a otros perfiles ha funcionado mucho mejor que en las clases y estudiantes tradicionales.
6-Metodología educativa Se intuye que el nuevo sistema educativo será más flexible, pero, también, más exigente.
Con respecto a la primera parte de la afirmación parece evidente que sí, la experiencia vivida en estos dos últimos cursos hace que, sin duda alguna, se puedan aprovechar algunas de las ventajas que sí ha aportado la enseñanza a distancia. Considero que, a pesar de las limitaciones a las que anteriormente he hecho referencia, las herramientas utilizadas y la experiencia con las mismas hará que éstas se conviertan en un complemento que pueda aportar valor y posibilite una mayor flexibilidad del sistema.
Sin embargo, no estoy muy seguro que ello implique que sea más exigente. Quizás, desde un punto de vista lógico cabría considerarse normal que esa flexibilidad implique mayor exigencia, y creo que debería ser así. Debemos concienciar a todos los agentes implicados, es decir tanto a los estudiantes como a los propios docentes, sobre una mayor implicación y rigor que garantice óptimos resultados en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, lamentablemente creo que el sistema actual no está favoreciendo un marco educativo en el que se entienda esa mayor exigencia y, precisamente, la enseñanza virtual se ha convertido en estos cursos como una “excusa” por parte de los estudiantes para criticar o rechazar su mayor dedicación y esfuerzo, especialmente en lo relativo a los procesos de evaluación.
Debemos todos hacer un esfuerzo, alumnos y profesorado, por entender que el paso por la universidad es una etapa muy importante en la formación de los futuros profesionales y que debemos aprovechar al máximo la gran cantidad de recursos que desde todos los ámbitos se ponen a disposición del sistema educativo, para ser capaces de ser muy eficientes y eficaces en este proceso.
7-Sociabilidad: Va a ser importantísimo que el sistema educativo nos reeduque en el trabajo en equipo como base para volver a encontrar esa cohesión social necesaria, aparcar el individualismo y conocer las ventajas del trabajo en equipo.
Sin duda alguna, ésta es a mi juicio una de las claves más importantes en la que la situación vivida ha afectado negativamente. El trabajo en equipo, con sus ventajas y sus inconvenientes, es una competencia muy importante que en el ámbito de la formación universitaria se debe aportar, y así aparece siempre reflejado en las memorias de verificación de sus titulaciones.
Se trata de algo para lo que también debemos formar a los estudiantes, y que se requiere volver a trabajar. Además, es muy importante poder hacerlo de manera tradicional, presencial y con reuniones de trabajo.
Ya antes de la pandemia este tema ha constituido una máxima que, al menos por mi parte, he intentado trasladar a los estudiantes. En los sistemas de evaluación los trabajos en grupo han tenido un papel destacado y a menudo los estudiantes no han sido capaces de entender bien qué significa el trabajo en equipo. Suelen con frecuencia repartirse las tareas y después simplemente unirlo todo, sin hacer puesta en común, debate, …, en definitiva, sin que realmente lo trabajen en grupo. Es decir, era algo que ya se iba perdiendo, y que la pandemia ha potenciado.
Debemos efectivamente trabajar de forma muy directa e importante en este frente, donde las clases son algo más que el estudio y superación de las materias de forma individualizada, debemos preparar a los estudiantes para enfrentarse el mundo real, en la que deberán realizar su trabajo en un entorno profesional competitivo y no siempre amable.
8-Capacidad de respuesta: Los Colegios y Universidades tendrán que estar dispuestos a dar soluciones rápidas y muy efectivas en mucho menos tiempo que ahora. Si tienen que afrontar cierres inmediatos y la vuelta de todo el alumnado a sus casas para pasar otro tiempo de clases exclusivamente “online”, tendrán que contar con los protocolos de actuación exprés necesarios.
Lógicamente la situación vivida ha evidenciado esta necesidad, y considero, que a pesar de las limitaciones y por supuesto posibles líneas de mejora, la universidad ha reaccionado de forma bastante eficiente y rápida. Es cierto que, ante el importante número de profesores y titulaciones, no todos han podido adaptarse de igual forma. En algunos casos, por cuestiones técnicas o de aprendizaje hacia las herramientas tecnológicas, y en otras por las dificultades de determinadas titulaciones, en que obviamente, por sus propias características resulta más complejo.
Pero es evidente que la experiencia vivida ha supuesto un importante proceso de aprendizaje que ha quedado puesto de manifiesto en este segundo curso afectado por la pandemia. Obviamente, la situación vivida en marzo del 2020 generó muchos más problemas para una rápida adaptación, pero en el curso que ahora cerramos, 2020-21, la universidad ha estado ya bastante mejor preparada para superar esta situación.
9-Tecnología en las aulas. ¿Qué papel tiene la tecnología en la educación? ¿Cuáles son las tecnologías más disruptivas y punteras?
La tecnología en las aulas tiene un papel importantísimo en el ámbito de la educación. Siempre han sido un elemento fundamental para mejorar la transmisión de conocimientos, captar y motivar al alumno y aprovechar al máximo las oportunidades del entorno.
Aunque, como se ha demostrado en estos dos últimos años, todas las herramientas tecnológicas relacionadas con la formación a distancia son un complemente necesario, la tecnología siempre ha marcado un elemento diferencial en las aulas. Con el transcurso de los años, las distintas herramientas a las que el docente ha tenido acceso ha facilitado en gran medida la tarea docente, siendo una gran aliada.
El futuro en cuanto a las tecnologías más disruptivas e innovadoras viene de la mano de lo que está sucediendo en este sentido en cualquier otra área, es decir con herramientas basadas en la inteligencia artificial o la realidad aumentada.
10-Los alumnos, ¿a favor de la enseñanza telemática?
En mi opinión, y en base a la experiencia vivida durante estos dos últimos cursos, el estudiante que realmente está motivado por el proceso de aprendizaje y que desea sacar el máximo partido a su formación universitaria no es partidario de la enseñanza telemática como alternativa a la presencial. Eso no quita, como se ha indicado anteriormente, que vea en estas herramientas virtuales un buen complemento en determinados aspectos de la enseñanza, como por ejemplo pueda ser en las tutorías con el profesorado o similares.
No obstante, nos hemos encontrado con determinados grupos de alumnos que sí han defendido este sistema, pero sinceramente pienso que en esos casos su motivación ha estado centrada en otro tipo de argumentos o justificaciones, a veces muy personales y en otras poco “responsables”.
Por supuesto, y como en cualquier “mercado”, entre los consumidores, es decir entre los estudiantes, existen distintos tipos de segmentos, con comportamientos y hábitos de consumo diferente. Como decía en otra cuestión anterior, para aquel alumno que intenta compatibilizar sus estudios con su vida laboral, o en los casos de la formación permanente, creo que la enseñanza telemática es muy positiva. Una evidencia de ello ha sido, desde hace ya muchísimos años la existencia de la UNED y de forma más reciente de las universidades online.